LOS GALLINAZOS SIN PLUMAS - JULIO RAMÓN RIBEYRO




Lima en un determinado momento fue el lugar que se asociaba (¿se asocia?) a la prosperidad, el éxito. Para algunos en un tiempo, fue verdad, pero para muchos otros, Lima solo abrió sus fauces para devorarlos. El ansia de progreso chocó con una realidad donde el desorden, la informalidad, la corrupción, la pobreza, la melancolía, la nostalgia y otros tocaron profundo.

Muchos, en los años 40 del siglo XX empezaron una migración del campo a la ciudad que se agudizó en los años 50, tratando de lograr la ansiada prosperidad. Este hecho dio paso a la formación de un nuevo grupo social que se asentó en la periferia de las ciudades y formaron lo que conocemos como pueblos jóvenes o barriadas. ¿Cómo era la vida allí? Una “fotografía” de esos años fue hecha por Julio Ramón Ribeyro. Su icónico cuento “Los gallinazos sin plumas” nos cuenta una de esas historias de vida de estos nuevos grupos sociales


Dos hermanitos, Efraín y Enrique, los "gallinazos sin plumas" buscan desperdicios en los muladares de la ciudad para alimentar al insaciable cerdo Pascual, propiedad de su abuelo. Este anciano con pierna de palo lo quiere más que a sus propios nietos, pues el animal le dará grandes ganancias. Lo niños son víctimas del abuelo quien los explota, les quita todo en pos de su objetivo. En el colmo de todo, Enrique encara el abuelo, le hace frente y este termina resbalando al muladar donde está el gordo cerdo que siempre quiere más comida. Al verse libres del anciano, Efraín y Enrique huyen de lo monstruoso que es su hogar para internarse en las fauces de otro: Lima.  


El cuento ha tenido múltiples lecturas como el de la explotación infantil y la opresión capitalista. Pero creo que el cuento también responde a una pregunta.: ¿Qué les queda a estos niños que viven en una zona marginal, sin nada más que, tal vez, sueños e ilusiones y a los que este gran monstruo abre sus fauces para devorarlos? Solo el apoyo, hombro con hombro, la solidaridad, entre ellos, para poder enfrentar a esa gigantesca mandíbula. 


Texto completo y otros cuentos de Ribeyro


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